jueves, 18 de abril de 2013

El fenómeno JB

Al leer el título del post muchos pensarán que voy a escribir sobre la famosa marca de whisky pero va a ser no. Esta tarde, al salir de la oficina, mientras iba camino del gimnasio, decidí atajar cruzando la estación, como algo siempre. Esta vez había algo diferente en el ambiente. Estaba plagado de niñas rubias y todas me parecían iguales. Hasta ahí normal, estoy en Noruega al fin y al cabo. La gente es rubia. Hasta que vi que una de ellas llevaba una inscripción en la frente.  Y entonces me doy cuenta: todas las niñas que me cruzo por el camino llevan sudaderas de I ♡ JUSTIN BIEBER.


Y es que esta semana, el ídolo de las quinceañeras noruegas da tres conciertos en Oslo.
Soy consciente de que Justin mueve masas pero lo que mueve en Noruega es más grande de lo habitual. Parece ser que en agosto del 2011 una cabalgata de fans recorrió el centro de la ciudad reclamando al artista que visitara Noruega.

Y parece que funcionó porque en mayo de 2012 apareció en una visita "sorpresa" para dar un concierto "secreto" y gratuito en el recinto exterior de la ópera. Ese día los efectivos policiales de la ciudad se quedaron cortos, incapaces de prever la avalancha de niñas.

Al salir del gimnasio se me ha ocurrido escribir este post y me he acercado a la calle Karls Johans para sacar un par de fotos. Hacía un viento super fuerte y estábamos a unos 8 grados. Dos promotoras me paran y me dan dos terrinas de helado de chocolate. Genial, un helado es lo que más me apetecía en ese momento, para entrar en calor. Y mientras destapo la terrina me encuentro con esta cola.
Resulta que era para los autobuses lanzadera que transportan a las fans hasta el Telenor Arena, el recinto del concierto. Y allí estaba yo, a las 18:30, bajo el vendaval  comiendo helado de chocolate y haciendo fotos a las fans de Justin Bieber.



Y es que hasta las cadenas de ropa se preparan ara aprovecharse de la situación

jueves, 11 de abril de 2013

Mis primeras endorfinas noruegas


Han pasado varios días desde mi último post. Es lo que tiene la primavera: hace calor, brilla el sol en Oslo y apetece más salir a comer un helado que escribir en el blog (ironía). La verdad es que el tiempo en la ciudad ha mejorado y parece que la primavera se aproxima, pero no puedo evitar verla muy lejos, como en agosto o algo así. A pesar de que llevamos casi un mes sin precipitación y los dias soleados y cielo azul han superado a los nublados, seguimos entre 0 y 5 grados. Hasta hoy... que parece que está a punto de caer una buena tormenta. Así que hay que empezar a buscar distracciones para los días lluviosos que se aproximan. Una de ellas es visitar los "centros comerciales ocultos" de los cuales hablaré en un futuro post, el problema es que mi cuenta bancaria se vería gravemente afectada así que optaré por la opción más sana: el gimnasio.

Llevo dos semanas apuntada a la cadena de gimnasios SATS. La verdad es que no miré gimnasios alternativos. SATS es una cadena de gimnasios escandinava. Dispone de 22 centros en la ciudad de Oslo y tiene una oferta de 68 tipos diferentes de clases. Este último dato es el que me empujó a apuntarme. Tienes desde las típicas clases de spinning, yoga, pilates, aerobic hasta clases menos pecularies como afrodance, body combat y de otros tipos. Lo dicho, en total 68 cubriendo todo tipo de niveles y gustos. Si eres alguien que solamente está interesado en la sala de máquinas y la cinta de correr, mejor buscarse un gimnasio más barato.

Esta es mi experiencia durante mis dos primeras semanas:

Podía registrarme en la web pero decidí hacerlo en la recepción del gimnasio que tengo más cercano al trabajo. El abono más común es el de escoger dos centros dentro de la ciudad: normalmente la gente escoge uno cerca del trabajo y otro cerca de casa. Dentro de la modalidad puedes decidir si quieres un contrato de permanencia de un año o no. Si escoges el contrato de permanencia, en la mensualidad te "ahorras" 40kr (5,35euros). Yo, conociéndome, no lo cogí. Así que me acabo pagando 615kr/mes (82euros). La primera vez que te apuntas te cobran el més actual y el siguiente. No recuerdo que me cobraran matrícula ni gastos de gestión. Y, evidentemente, como todo en este país, se paga con tarjeta y el resto de pagos acaban domiciliados en tu nómina.

A las clases solamente puedes atender si has reservado previamente. Esto se hace mendiante la web o la app para móvil. Reservas a que clase quieres atender y cuando el mismo día entras en el gimnasio y pasas tu tarjeta por el lector te sale un ticket que hay que entregárselo al monitor. Hasta el día antes puedes anular tus reservas y, en caso de que hubiera mucha demanda (por ejemplo en la clase de Body Pump) algún afortunado de la lista de espera ocuparía tu puesto. La tercera vez que hayas reservado y no te hayas presentado a la clase se te bloquea la posibilidad de reservar durante una semana.

Al entrar en el gimnasio, dependiendo del centro tienes que quitarte los zapatos en la entrada o ponerte unas bolsas para evitar ensuciar el centro. Entré en mi clase de spinning y noto que la monitora es la misma chica que me atendió en la recepción el día que me di de alta. No solo eso, al cabo de unos días me la encuentro limpiando los vestuarios. La verdad es que me parece una idea magnífica que aprovechen las horas muertas de los monitores para otras tareas.Total que salgo de la clase y me vuelvo al vestuario dispuesta a ducharme y me fijo en dos detalles: la mayoría de gente no se ducha, lo hacen en su casa (me pregunto como no cogen una pulmonía al salir a la interperie en pleno invierno noruego con todo el cuerpo sudado. El segundo detalle lo noté cuando saco mis zapatillas para la ducha y me siento observada... aquí no se utilizan!!!! Con esto de quitarse los zapatos a la entrada y con las monitoras pasando la mopa en el tiempo libre, el suelo del gimnasio y las duchas está impecable así que no es necesario. Mejor, un peso menos en la bolsa.

La sala de máquinas de SATS parece un pase de modelos de ropa deportiva. Pocos somos los que no tenemos músculos para marcar. Y es que en este país la gente es muy machaca y el culto al cuerpo se está llevando a niveles, para mi, un poco exagerados. Pocos son también los que no van por el gimnasio con su batido de proteinas. Los que venden los polvos para hacer batidos de proteinas en Oslo se deben estar haciendo de oro.

Así que si os preguntáis porque como es posible ser feliz en un país cuyo clima no es tan agradable como el nuestros, la respuesta es: por las endorfinas.