Han pasado varios días desde mi último post. Es lo que tiene la
primavera: hace calor, brilla el sol en Oslo y apetece más salir a comer
un helado que escribir en el blog (ironía). La verdad es que el tiempo
en la ciudad ha mejorado y parece que la primavera se aproxima, pero no
puedo evitar verla muy lejos, como en agosto o algo así. A pesar de que
llevamos casi un mes sin precipitación y los dias soleados y cielo azul
han superado a los nublados, seguimos entre 0 y 5 grados. Hasta hoy...
que parece que está a punto de caer una buena tormenta. Así que hay que
empezar a buscar distracciones para los días lluviosos que se aproximan.
Una de ellas es visitar los "centros comerciales ocultos" de los cuales
hablaré en un futuro post, el problema es que mi cuenta bancaria se
vería gravemente afectada así que optaré por la opción más sana: el
gimnasio.
Llevo dos semanas apuntada a la cadena de gimnasios SATS. La verdad es
que no miré gimnasios alternativos. SATS es una cadena de gimnasios
escandinava. Dispone de 22 centros en la ciudad de Oslo y tiene una
oferta de 68 tipos diferentes de clases. Este último dato es el que me
empujó a apuntarme. Tienes desde las típicas clases de spinning, yoga,
pilates, aerobic hasta clases menos pecularies como afrodance, body
combat y de otros tipos. Lo dicho, en total 68 cubriendo todo tipo de
niveles y gustos. Si eres alguien que solamente está interesado en la
sala de máquinas y la cinta de correr, mejor buscarse un gimnasio más
barato.
Esta es mi experiencia durante mis dos primeras semanas:
Podía registrarme en la web pero decidí hacerlo en la recepción del
gimnasio que tengo más cercano al trabajo. El abono más común es el de
escoger dos centros dentro de la ciudad: normalmente la gente escoge uno
cerca del trabajo y otro cerca de casa. Dentro de la modalidad puedes
decidir si quieres un contrato de permanencia de un año o no. Si escoges
el contrato de permanencia, en la mensualidad te "ahorras" 40kr (5,35euros).
Yo, conociéndome, no lo cogí. Así que me acabo pagando 615kr/mes
(82euros). La primera vez que te apuntas te cobran el més actual y el
siguiente. No recuerdo que me cobraran matrícula ni gastos de gestión.
Y, evidentemente, como todo en este país, se paga con tarjeta y el resto
de pagos acaban domiciliados en tu nómina.
A las clases solamente puedes atender si has reservado previamente. Esto
se hace mendiante la web o la app para móvil. Reservas a que clase
quieres atender y cuando el mismo día entras en el gimnasio y pasas tu
tarjeta por el lector te sale un ticket que hay que entregárselo al
monitor. Hasta el día antes puedes anular tus reservas y, en caso de que
hubiera mucha demanda (por ejemplo en la clase de Body Pump) algún
afortunado de la lista de espera ocuparía tu puesto. La tercera vez que
hayas reservado y no te hayas presentado a la clase se te bloquea la
posibilidad de reservar durante una semana.
Al entrar en el gimnasio, dependiendo del centro tienes que quitarte los
zapatos en la entrada o ponerte unas bolsas para evitar ensuciar el
centro. Entré en mi clase de spinning y noto que la monitora es la misma
chica que me atendió en la recepción el día que me di de alta. No solo
eso, al cabo de unos días me la encuentro limpiando los vestuarios. La
verdad es que me parece una idea magnífica que aprovechen las horas
muertas de los monitores para otras tareas.Total que salgo de la clase y
me vuelvo al vestuario dispuesta a ducharme y me fijo en dos detalles:
la mayoría de gente no se ducha, lo hacen en su casa (me pregunto como
no cogen una pulmonía al salir a la interperie en pleno invierno noruego
con todo el cuerpo sudado. El segundo detalle lo noté cuando saco mis
zapatillas para la ducha y me siento observada... aquí no se
utilizan!!!! Con esto de quitarse los zapatos a la entrada y con las
monitoras pasando la mopa en el tiempo libre, el suelo del gimnasio y
las duchas está impecable así que no es necesario. Mejor, un peso menos
en la bolsa.
La sala de máquinas de SATS parece un pase de modelos de ropa deportiva.
Pocos somos los que no tenemos músculos para marcar. Y es que en este
país la gente es muy machaca y el culto al cuerpo se está llevando a
niveles, para mi, un poco exagerados. Pocos son también los que no van
por el gimnasio con su batido de proteinas. Los que venden los polvos
para hacer batidos de proteinas en Oslo se deben estar haciendo de oro.
Así que si os preguntáis porque como es posible ser feliz en un país
cuyo clima no es tan agradable como el nuestros, la respuesta es: por
las endorfinas.
Jaja, buen artículo. A falta de sol segregación de endorfinas.
ResponderEliminarBuena elección el spinning, ya que está muy indicado para ello, por eso es uno de los ejercicios que enganchan al favorecer una sensación de relax y bienestar después de pedalear intensamente al son de la música. Y este sólo es uno de los beneficios que puede aportar, porque la práctica continuada repercute muy positivamente en la salud a todos los niveles.
Dicen que no es fácil vivir en un país tan frío y lejano como los del norte de Europa, tengo amigos viviendo por allí, pero también es cierto que no son tan sedentarios. Usan la bici para todo, no solo en el gym.
Un saludo!