Ski en noruego se pronuncia "shi" y es el deporte por excelencia en invierno. Sobretodo el langrennski, el esquí de fondo. No importa a que hora utilices el transporte público, siempre encontrarás a alguien con los esquís en la mano que se dirige a las pistas.
Este deporte tiene dos ventajas: que no cuesta dinero (solamente el equipo) y que no pasas frío mientras lo practicas.
Hace un año os expliqué en este post mis primeros pinitos con el esquí de fondo. Desde entonces solamente he esquiado tres veces más y me gusta tanto que esta semana ya he ido dos veces.
La primera fue el pasado domingo. Tenía tantas ganas de ponerme los esquís que me fui sola. Cogí el metro sobre las 11 de la mañana hasta Frognerseteren. En la mochila llevaba dos termos: uno con agua y el otro con té. El motivo de usar termo para el agua natural es evitar que se congele. También llevaba un bocadillo, unos guantes de recambio y las ceras.
El tema de las ceras es un pelín complicado. Se usa un tipo de cera u otro dependiendo del estado de la nieve y de la temperatura. Gracias a dios la marca SWIX tiene este súper termómetro que te guía para saber que cera utilizar.
Lo mejor es encerar los esquís en el tren, así no te congelas las manos. Pero claro, yo no pensé en eso el pasado domingo y los enceré justo después de bajar. Otra cosa que noté es que los palos de mis esquís no tenían el plástico de abajo, ese que evita que el palo se hunda del todo en la nieve y al cabo de 5 minutos me dobló el palo :(
Total, que me puse a esquiar. Como no tenía nada planificado me puse a seguir una familia con niños. Así me aseguraba de no ir por una ruta muy complicada. Nordmarka está súper nevado. Hay hasta mini avalanchas en los árboles que ya no pueden aguantar el peso de la nieve. Hacer esquí de fondo es algo más que practicar deporte, es observar y disfrutar la naturaleza.
Detrás de la familia había una chica que iba sola. Noté que le daba miedo hacer las bajadas. "Como a mí" pensé. Así que fui a hablar con ella. Era inglesa y había esquiado pocas veces, como yo. Total, que decidimos ir juntas. El destino: Kobberhaughytta que no es más que una refugio con cafetería.
Las pistas estaban abarrotadas, es el problema de ir un domingo. Una de las dificultades que le veo a este deporte es que las pistas son tan estrechas y es muy fácil caerse cuando eres novato. Yo me caí ocho veces. Dejé de hacerlo cuando descubrí que el motivo de mis caídas es que intentaba hacer giros al bajar. Hay que bajar recto. Los esquís de fondo son mucho más inestables que los esquís que se utilizan para descenso. Los primeros son mucho más finos y largos y por eso más difíciles de controlar.
Llegamos a la cafetería sobre las 13:30. No había mesas libres para sentarse así que nos sentamos al lado de la chimenea y nos comimos los bocadillos. Descansamos solamente diez minutos porque no queríamos que anocheciera. Y eso es lo que me generó un poco de estrés. Pensar que íbamos por pistas sin iluminación. La vuelta se me hizo larga. Todas las bajadas de la ida se convirtieron en subida. Llegamos al tren sobre las cuatro de la tarde, cansadas y congeladas. Porque ese es el problema: mientras haces esquí de fondo no pasas frío, al contrario, sudas como un pollo porque haces ejercicio aeróbico. Pero al parar te congelas. En cualquier caso estoy súper contenta de los 16km que hicimos! Al llegar a casa me metí en la bañera para entrar en calor y al día siguiente no me podía ni mover de las agujetas!
Os dejo una gráfica del desnivel:
La segunda vez que fui a esquiar fue ayer. Aún tenia agujetas en los brazos del domingo. Fui con unos amigos del trabajo. Quedamos a las siete de la tarde. Y en mi mochila llevaba exactamente lo mismo que la otra vez con una diferencia: una linterna para la cabeza! Me sentía como un minero. Yo llevaba una que compre en el Decathlon, de las que van con pilas. Mis compañeros son súper pro y llevaban unas linternas muy potentes que se alimentaban con una batería que llevaban en el bolsillo. Casualmente tomamos el mismo camino que el domingo, pasando sobre el mismo lago congelado. Durante unos 3km las pistas estaban iluminadas y luego dependimos solo de nuestras luces. La sensación era espectacular. Y lo mejor de todo es que las pistas estaban vacías. Se respiraba tranquilidad. El punto negativo es que yo iba muy cansada. No sé si era porque no tengo mucha energía después del trabajo o porque aún no me había recuperado del domingo. En cualquier caso esquiamos 12km y lo hicimos en poco más de 2h! Una vez más mi plumón acabó empapado. Aprendizaje: esquiar sin el anorak y usarlo justo al terminar.
El esquí de fondo se ha convertido en mi deporte favorito. Me gusta porque puedes hacerlo a cualquier ritmo y porque puedes disfrutar del paisaje. Animo a todo el que pueda a que lo pruebe!!
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