Hace exactamente un año, a esta hora, mi avión aterrizaba en el aeropuerto de Rygge. Era el primer día de mi nueva vida. Llegé con tres maletas de ropa y la bolsa de esquís. No recuerdo como me las apañé para cargar con todo. Ole Christian, el chico con el que viví durante las primeras semanas, me vino a recoger a la terminal de autobuses en su Mercedes. Él iba en pijama y ya me dio una pequeña pista de como es la sociedad noruega.
Durante estos días he estado haciendo retrospectiva de mi primer año en Noruega. Ha pasado volando! A pesar de que ha habido momentos puntuales de bajón y nerviosismo la experiencia ha sido muy positiva y no me arrepiento en absoluto. Uno de los momentos más alegres fue cuando mi marido me dijo que le habían hecho una oferta de trabajo. Pasamos seis meses viviendo separados aunque nos vimos casi cada mes. O él venia a Oslo o yo a Barcelona de visita.
El pasado fin de semana estuve en Barcelona. Fue una visita rápida porque tenía una cita pendiente con mi dentista. Noté los efectos de la crisis sobretodo en el tren. Tal vez eran imaginaciones mías pero la gente parecía triste.
Decidí no seguir las noticias del país mientras estuviera en Noruega. Preferí aislarme en mi burbuja de felicidad. Sí, ya sé que muchos pensaréis que soy egoísta. Aún así las noticias me llegan a través de todos los conocidos que comparten sus quejas en Facebook.
Los que me conocéis sabéis que nunca me interesó la política, que me mueven las cosas prácticas y no los grandes ideales. Y es por eso que decidí no quedarme a "levantar el país". Un país que está donde está no solamente por su clase política sino por como es la sociedad en sí. La cultura española es la cultura de la astucia, la de coger todo el brazo cuando te ofrecen un dedo, la de saltarse las colas, la de evadir impuestos, la del mínimo esfuerzo y la de "para que voy a buscar un trabajo si estoy cobrando del paro". Y todo eso, en mi opinión, es lo que ha llevado el país a la ruina.
En Barcelona lo primero que observé fue que los restaurantes estaban llenos y las bibliotecas vacías. Y el siguiente pensamiento que cruzó mi cabeza fue "en serio que están en crisis"? Si yo no tuviera trabajo no saldría de tape o y cervecitas. Me estaría rompiendo los cuernos estudiando en la biblioteca ya sea una nueva competencia o un nuevo idioma, cualquier cosa que me hiciera diferenciarme de todas las personas que están en la cola del Inem. Pero no, es mejor arreglar el país sentados frente al PC y compartiendo noticias sobre los políticos.
Yo no vine a Noruega por falta de trabajo. Vine para hacer borrón y cuenta nueva, para alejarme de situaciones tóxicas, de personas que no hacen más que quejarse de sus problemas pero que no hacen nada para solucionarlas, de toda la negatividad que se respira en el aire, … Y me alegro enormemente de mi decisión.
Cuando la gente me pregunta cuando voy a volver mi respuesta es "de momento no tengo intención de hacerlo". No digo que nunca vaya a volver. Pero mientras pueda seguir en mi burbuja de felicidad y volando a Barcelona para pasar el fin de semana cada vez que eche de menos el sol y las paellas, seguiré aquí.
Y para terminar con una sonrisa compartiré un video que preparé en fin de año para las personas que me han ayudado a integrarme en este país.
:) muy chulo el vídeo!
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